Desde hace unos días se viene
comentando que el ex-presidente del gobierno José Luis Rodríguez
Zapatero es partidario de una gran coalición PP-PSOE a partir de
2015 que evite la parálisis de un posible futuro gobierno apoyado por 4 o 5
fuerzas parlamentarias, opción bastante probable a la vista de las
actuales encuestas.
Mucha gente está comentando sobre
esto, sobre si la gran coalición es posible, deseable o necesaria,
sobre la actitud de las fuerzas políticas en un posible futuro
parlamento fragmentado y de cómo se lo tomaría la población y los
votantes de estos partidos. Algunos dicen que no es posible y que no
se dará y otros dicen (entre ellos yo) que es lo más probable.
Quería hablar un poco sobre este futuro escenario.
Para empezar creo que hay que decir que
la última de las opciones que barajan los grandes partidos ahora
mismo es una gran coalición. No es que se fuesen a sentir incómodos en
una situación así sino que los problemas para el futuro electoral
de estos partidos serían muchos en caso de darse.
La política en España y en la mayoría
del mundo se basa en la dualidad. Hay dos partidos, dos visiones
presumiblemente antagónicas pero que en el fondo están bastante
“centradas” y próximas entre sí. La cuestión es que aunque
estén próximas el debate político se focaliza en la diferencia, se
le hace creer al ciudadano que estamos hablando de dos familias y
prácticas políticas radicalmente distintas cuando en realidad no lo
son. Hay mucha escenificación, mucho engaño para el ciudadano, nucho artificio para hacerle creer que decide sobre muchas cosas cuando
la realidad es que la naturaleza del sistema democrático tiene
grandes áreas que no se tocan ni se deciden, tan sólo se orientan
ligeramente hacia una u otra sensibilidad.
Todos los países bipartidistas y
España entre ellos tienen este sistema. La dualidad, el turno
político, es la manera de tener estabilizado el sistema y la manera
de que no hayan cambios radicales. El sistema necesita que la gente
crea que hay dos partidos muy distintos pero que gobiernen de forma
muy parecida, ese es el truco para que la soberanía popular real
esté controlada por la élite.
Pero ¿qué puede pasar si los dos
partidos del turno gobiernan unidos? Pues lo primero es que esta
ficción se puede desmontar. La gente puede comenzar a pensar y a ver
con sus propios ojos como los dos grandes partidos son más iguales
de lo que parece y como, de desear una alternativa, ésta está
fuera de ese turno. Si un gobierno de gran coalición gobierna en una
mala situación el efecto seguro será un aumento de votos para
partidos externos a la dualidad.
Los países occidentales han aceptado
las grandes coaliciones en momentos excepcionales como una guerra.
Los países pluripartidistas también suelen tolerar mejor las
grandes coaliciones, porque siempre hay partidos relativamente
“centristas” fuera de ellas que pueden modular la situación,
pero una gran coalición en un país bipartidista es sinónimo de
situación excepcional y posible fuente de innumerables problemas futuros.
Para el PP sería mucho más sencillo
gobernar con CiU, el PNV, UPyD, VOX o C's o incluso con IU que ir a
una gran coalición. Para el PSOE exactamente igual. Y para el
segundo de abordo, es decir, para el que tenga menos votos en una gran
coalición y por tanto no vaya tener la presidencia del gobierno el problema es aún mayor, porque aunque el gobierno sea
exitoso quien va a capitalizar el éxito será el partido del
presidente y no el “segundón”.
Pero ¿cuál es el problema para que estemos pensando en esto? El
problema es que nuestro sistema electoral, tan útil durante 30 años
para mantener la estabilidad parlamentaria, ahora mismo y por
diversas circunstancias nos podría otorgar una realidad opuesta a la usual, que seria la práctica imposibilidad de formar un gobierno que no sea de
gran coalición.
Cuando los partidos mayoritarios no han conseguido mayoría absoluta (cuatro legislaturas desde 1982) se han
apoyado en los partidos nacionalistas, que gracias a la concentración
de su voto en pocas circunscripciones obtenían una cifra
relativamente alta de escaños. El efecto de redondeo para el ganador
en tanta circunscripción como tenemos en España (52) y el alto número de escaños de las
fuerzas nacionalistas han producido que en España no haya un partido
bisagra o una fuerza nacional complementaria para hacer mayorías.
Así ni IU ni el CDS fueron nunca parte de un gobierno nacional, y
esto fue ahondando en su progresiva minimización hasta el comienzo
de la crisis.
Pero ahora los partidos nacionales más
pequeños suben en intención de voto y fácilmente estamos en una
situación donde el 25% del voto o incluso mas se puede concentrar en
esas fuerzas (IU, UPyD, EQUO, Movimiento ciudadano, etc), voto que
difícilmente valdrá para articular mayorías porque su traducción
en escaños será escasa, por un lado, y porque probablemente se dará una
incompatibilidad de fuerzas electorales.
He visto encuestas por ahí que le dan
40 escaños a IU o 25 escaños a UPyD con porcentajes de votos entre
el 9 y el 14%. Francamente no sé de donde salen estas cifras pues a
mi no me salen de ninguna manera esos escaños. Para que os hagáis
una idea, excepto en 7 provincias en todas las demás hay que sacar
bastante más de un 10% de voto para obtener un escaño. En esas otras
45 circunscripciones quien saque menos de esos votos no sacará
escaño, lo que otorga una fuente enorme de escaños a los partidos
mayoritarios. Que alguien saque 25 escaños con menos del 10% de los
votos es algo muy complicado.
Voy a usar la última encuesta de Celeste-Tel
que me parece la más realista en cuanto a los escaños para hacer unos cálculos. En la
última encuesta el PP con un 32% de los votos sacaría entre 138 y
150 escaños, el PSOE con un 29% sacaría entre 115 y 118, IU con
casi un 13% sacaría entre 26 y 28 y UPyD con un 7,7% sacaría entre
12 y 14 escaños. Hay otras encuestas (metroscopia) que sitúan al
PSOE por encima del PP, otras que dan a UPyD un porcentaje de voto de
más del 10%, etc, pero quiero que veáis la distribución de
escaños respecto a los porcentajes.
Bien, para situarnos en una situación
más o menos “neutral” digamos que el PP gana las elecciones con
144 escaños (la media de la horquilla) y que, por tanto, tiene que
formar gobierno. Para la investidura o para sacar leyes adelante
necesitaría 176 votos, con menos que esto y aunque fuese investido presidente un
candidato del PP la legislatura podría ser ingobernable.
Necesitaría, pues, 32 escaños adicionales a los suyos.
Y ahora es cuando vamos a ver que no
salen los cálculos. La opción tradicional del PP, es decir,
apoyarse en PNV, CiU y si hace falta Coalición Canaria sería
imposible. Entre estas tres fuerzas sacarían como mucho 21 escaños,
menos de los que el PP necesita, pero el problema principal no es ese: El
problema es que CiU está focalizada en la consulta catalana y parece
imposible que CiU y PP se pusiesen de acuerdo en la actual situación.
Pero imaginemos que el trilerismo de la
política los pone de acuerdo. Aún así haría falta 11 escaños
más. ¿A quién se recurre? A UPyD imposible, son incompatibles con
CiU o PNV en estos momentos, al igual que Ciudadanos. A IU no es
factible por pura distancia ideológica, y mucho menos con Amaiur o
ERC. Como veis no sale combinación posible, aún cuando UPyD pudiese
facilitar la investidura de un gobierno del PP luego no saldría casi
ninguna ley adelante.
Al PSOE, con 118 escaños, le faltarían
58 escaños. IU podría sacar 28, con lo que faltarían 40. Están
EQUO-Compromís con 4, Mes Mallorca, PRC...La verdad es que lo único
que podría sacar adelante un gobierno del PSOE sería el voto
favorable de casi todas las fuerzas del parlamento que no sean el PP.
Pero para sacar las leyes adelante sería imposible pues contando con la oposición
del PP se necesitaría el voto a favor de partidos tan distintos como
ERC o Amaiur con UPyD o Ciutadans. Un lío imposible de gestionar.
Repasando la historia de las distintas
elecciones desde 1977 vemos que el partido de gobierno más minoritario fue el PP de Aznar en 1996, con 156 escaños. Esta
legislatura se caracterizó por el pacto de Aznar con CiU(16) y PNV
(5), que le dio los 20 diputados que le faltaban. En ese momento
el PP pudo pactar con esas fuerzas sin problema pues no había reto
soberanista alguno, y también démonos cuenta que el PP sacó casi
un 39% de los votos en esas elecciones, porcentaje que esta vez no va a sacar ni en el
mejor de los escenarios que se contemplan. El resto de mayorías simples siempre han
tenido más escaños que los 156 de Aznar aquella vez.
Respecto a las fuerzas nacionales
menores el mejor resultado fue el del PCE de Carrillo en 1979, con 23
escaños y un 10,77% de los votos. Julio Anguita en 1996 sacó 21 escaños con
casi el mismo porcentaje de voto. El CDS del Suárez sacó 19 escaños
con un 9,22% de los votos en 1986 como tercer mejor registro.
Es relativamente factible que UPyD
pueda superar este récord del 10,77% y bastante probable que lo haga
IU, pero aún así podemos estar hablando de 20 y 30 escaños
respectivamente. Por mucho que haya fuerzas “afines” a estas dos
fuerzas en el parlamento (Movimiento ciudadano para UPyD o
EQUO-Compromís/ Podemos para IU) difícilmente hablaríamos de 5-6
diputados más por bloque. Parece muy improbable que sean suficientes
en cualquiera de los sentidos.
Objetivamente tan sólo veo dos
opciones posibles que eviten la gran coalición. Para ambas es
necesario que la fuerza mayoritaria no se hunda demasiado en votos y
escaños. La primera opción y la más “probable” (aún siendo improbable) sería un
gobierno a la “asturiana”, es decir, un gobierno PSOE-IU apoyado
desde fuera por UPyD. Esta opción, que ni siquiera ha salido bien en
Asturias, sería muy difícil aunque posible, y llevaría como
exigencia inevitable una reforma del sistema electoral.
La segunda opción, más difícil todavía,
sería un excelente resultado de UPyD y de Movimiento Ciudadano en
Cataluña (pero no en el resto de España, porque si lo tiene acabaría restando
fuerzas con UPyD), combinado con una derrota “dulce” del PP, que
le diese mayoría suficiente para gobernar en algún tipo de gobierno
anti-nacionalista. También creo probable que en este caso se
exigiese una reforma electoral.
Ambas opciones me parecen poco
probables pero es que el resto de opciones son implanteables,
supondrían un pastel ingobernable y acabarían con la convocatoria
de nuevas elecciones en menos de media legislatura, con el evidente
desgaste del partido que intentó gobernar en estas circunstancias y
no pudo.
En mi opinión, si el partido que gane
las elecciones obtiene menos de 150 escaños tendremos una gran
coalición en España. Si ese es el PP la tendremos seguro y si es
el PSOE muy probablemente (el PSOE tiene algo de más versatilidad
para poder hacer pactos).
La opción de la gran coalición sería
bien vista desde la UE, que presionaría en este sentido. En la UE
muchos gobiernos tienen este formato (Alemania, Italia, Grecia, etc)
y es posible que muchos más lo tengan en breve. Ante lo desconocido,
ante las dificultades que pasan muchos países de la UE, esta formula
sería casi una exigencia ante una probable ingobernabilidad que impidiese las "reformas" que nos exigen. Por muy
raro que nos parezca un escenario así en España miremos lo que ha pasado en Italia y
entenderemos el poder que tiene la UE y Alemania sobre los partidos
de los distintos países.
Si hubiese una gran coalición en
España entonces quizá ya podríamos decir que el sistema de partidos salido de la transición se ha
acabado. Y si la situación económica y política no mejorase mientras estuviese ese gobierno, creo que eso supondría directamente el fin del bipartidismo en España o, por lo menos, de este bipartidismo que tenemos actualmente.
Estoy totalmente de acuerdo. Y añado que, como bien señalas, una cosa es la conveniencia política y otra la necesidad imperiosa. No habrá manera de formar un Gobierno estable durante una legislatura entera salvo la Gran Coalición, que espero sea la antesala del fin de bipartidismo en España.
ResponderEliminarUna interesante entrada, como siempre, Pedro. Esta entrada me demuestra la gran brecha política entre "nuestra" forma de hacer las cosas y la británica o norteamericana.
ResponderEliminarQuizá eso sería la oportunidad dorada para emprender reformas, aunque sigo siendo muy pesimista sobre la población española.
Saludos
Coincido con usted en que probablemente habrá un gobierno de coalición PPSOE tras las próximas generales. En mi caso, lo pensaba de manera puramente intuitiva. Usted le da a ese razonamiento un empujón con el uso de la aritmética y la estadística.
ResponderEliminarAhora bien, discrepo con usted cuando afirma que esta coalición certificaría la defunción del bipartidismo en nuestro país. Por un lado, pienso que PP y PSOE todavía serán las formaciones más votadas. Y por el otro, creo que más que certificar el hundimiento del bipartidismo sería más bien escenificar el suicidio político del PSOE, como le pasó al PASOK en Grecia. Esa es mi opinión.
Saludos
Don Pocholo,
EliminarQuiero puntualizar una cosa. Lo que yo quería decir es que el que gobernasen los dos partidos juntos sería el fin del esquema bipartidista (obviamente ese esquema no está creado para esa eventualidad) pero luego para que este desapareciese sería necesario que esta coalición no fuese exitosa, porque en caso contrario estos partidos probablemente se recuperarían.
Y fíjese que tengo cuidado que digo de "este bipartidismo que tenemos actualmente" porque no sería descartable que se implantase otro tipo de bipartidismo, como parece que podría suceder en Grecia (aunque tampoco es el esquema ahora).
Saludos,